lunes, 15 de agosto de 2011

Soñar no cuesta nada.

  El domingo fui a votar y juro que lo presentí, en la puerta de la escuela me encontré con la hija de una queridísima portera del establecimiento en el que trabajé muchos años.

   -Voto por Juani - me dijo, -Sabe que pasa doña Tere, pedí una puerta para la entrada de la casa, una cocina y seis tirantes y cuatro chapas y me lo trajeron.

   -¿Te trajeron todo eso?, ¿A vos sola?
   -Si, Teresa, sí.
   -¿Pero a vos sola o a tus vecinos también?
   -No, a todos nos daban algo, pero a mí más porque yo tenía que convencer a los demás a que lo voten.

   Luego de este diálogo entré al cuarto oscuro, miré las boletas y pensé en lo que cada uno podría haber dado, Carlitos, dentro de la gestión, probablemente haya facilitado más que los otros, algunas plantas de durazno, granza para un par de calles, alguna otra cosita más, Juan Carlos dos o tres colchones, Luisito y Cestari un par de sábanas cada uno, Julito un plato de tallarines y César un apretón de manos.

   Voté, como dije a Carlitos, pero me sentía rara, como siempre digo “todo es tan raro”

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   A las nueve de la noche escuché el resultado de un puñado de mesas y mi temor se confirmó, el filósofo decía que había que combatir el Aparato, lo que no decía que para eso había que crear uno nuevo y por cierto ese Nuevo Aparato se estaba gestando, y me acosté pensando en cómo se combate el Aparato y no, no hay forma, la necesidad tiene cara de hereje y reflexionando llegué a la conclusión de que está bien, al menos de esta forma se asiste a la gente, los de arriba dan sus migajas que para los de abajo es oro, los de arriba se van más arriba y los de abajo van tirando…

   -¡Y vieja chambona! –mi nieto Miguelito abrió la puerta e interrumpió mi reflexión -¡Ahora no nos para nadie!

   -Bueno nene…- le dije amargada y empezó a cantarme desde la puerta de la habitación utilizando de corneta la boleta azul.

   -Peronismo, peronismo, peronismo de verdad, con Cristina en la Rosada y con Juani en la ciudad…

   -Esta vieja chambona acepta la derrota, nene, pero quedan dos meses y no vaya a ser cosa los votos de Juan Carlos o los de Luisito se corran ¿eh?

  -Seguí soñando, Abuela, seguí soñando…

  -He soñado toda mi vida, una vez más no me va a costar nada…