El sábado me invitaron a participar de una foto en la que se apoyaría a Juani, no me lo quise perder, me levanté temprano con ganas de sacarme la foto con ese churro. Apenas llego a la plaza me encuentro con Juan Pablo, miraba uno de los pasacalles en los que estaba su nombre y creí ver un brillo en sus ojos que inconfundiblemente no eran otra cosa que lágrimas.
-¿Qué pasa, nene? ¿te sentís mal?
-Y qué quiere doña Teresa esta foto tenía que ser conmigo… ahora me cae la ficha…
- Nene, dejame decirte que a mí también me duele, con toda la plata que se te fue en pasacalles, el ponía uno y vos otro, el ponía uno y vos otro más… pero bueno, el debe tener méritos…
-Sí, un hermano que lo banque, tantos años de militancia y me pasaron el trapo…a parte lo indicaba la lógica.
-¿La lógica?
-Y sí, después de un cargo legislativo uno está preparado para el ejecutivo, no seré Pablo Echarri pero yo debería haber sido el elegido.
Me despedí de Juan Pablo y me encontré con un periodista que se vino a sacar la foto, una especie de Orlando Barone pero más virulento.
-¡Qué tal doña Tere, eh! ¡Cómo anda doña Tere, eh! ¡Bien, doña Tere eh!
-Bien querido, cómo anda ese periodismo militante.
-¡Mire doña Tere que no estoy para bromas eh!
-¿Pero venís a cubrir o sacarte la foto?
-¡Por qué no se deja de joder doña Tere, eh!
Hice unos pasos más y alcancé a ver a Sergio abrazado a un pino, su mirada era angustiosa como si estuviera pidiendo perdón. Le dí una palmadita pero no reparó en mí, puedo jurar que rezaba.
-¿Qué oración es esa, Sergito?
-Una que inventé yo, Doña Tere.
-¿Ah, de qué habla…?
-Es una plegaria al pino…
Lo dejé rezando sin entender mucho a qué pino se refería. En un momento creí que me bajaba la presión o el reuma me llegaba a la cabeza porque en frente de mí se me apareció Jesús Cristo, pero puedo jurar que estaba canoso, tenía el largo cabello blanco como la nieve, me causó una impresión. Si lo llego a ver en la foto seguramente se va a confirmar que era un espectro. Alguien gritó Carlitos y el se dio vuelta así que evidentemente no era quien multiplicó los panes.
La mañana era bastante linda y yo quería llegar a donde estaba Juani porque quería estar al lado de él, pero había muchos que querían también lo mismo…
-Sabe, lo que pasa doña Tere-, me dijo un joven periodista –cuanto más cerca se está de él, más importante es el puesto…
-¿Pero le anda prometiendo a toda esta gente un lugar en el gobierno si es que gana?
-¿Y de qué otra forma cree gran parte de los que están acá vienen con tantas ganas?
-Pero es que no va a haber lugar para todos…
-¿Y usted doña Tere? ¿Por qué viene?
-Me encantan las fotos, querido, me encantan.
Al final pude colocarme cerca de Juani pero como soy bastante petisa un señor grandote y alto me tapó. Me puse en puntas de pie y casi me caigo. Estoy ansiosa por saber si salí.
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